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Yukiko Kitahara: « La primera vez que visité la plaza de España fue como estar en Disneylandia. »

El año pasado visité el taller de esta artista japonesa en un pueblo del Aljarafe. Ahora, durante estos días de confinamiento, Yukiko me atiende por teléfono con su habitual humildad y sencillez. Una charla entre París y Sevilla para profundizar más en la vida y en el trabajo de esta mujer única.


Budismo y confinamiento

Las cosas dependen de la mirada que proyectamos sobre ellas. El confinamiento puede ser una oportunidad para ejercitar una nueva forma de mirar, que nos enseñe a extraer lo positivo de lo adverso. Como las piezas de Yukiko: objetos desechables, condenados a una existencia efímera, pero reinterpretados y dignificados gracias a la porcelana. «Hay dos tipos de personas: las que se quejan y las que buscan nuevas maneras de ver la vida.»

Azar y arrojo

La importancia de dar sentido a lo que hacemos. «Trabajaba en una multinacional en Japón y mis compañeras solo pensaban en casarse. Sin embargo, a mí no me interesaba ese tipo de vida.» Una mezcla de determinación y de casualidad ha guiado los pasos de Yukiko, que decidió dedicarse a la cerámica y cambiar radicalmente. Durante su formación en la ciudad de Seto, un compañero español fue la excusa perfecta para cambiar de país.

Disneylandia en Sevilla

Después de vivir en Granada y en las Alpujarras, Yukiko aterriza en Sevilla. En la Plaza de España, la artista descubre el uso de la cerámica como elemento arquitectónico. El relato de su encuentro con el monumento deja claro su talento para poetizar la vida, añadiendo además una pizca de humor.



«Cuando trabajo, me olvido del tiempo.»

En japonés, kúu significa cielo, pero también espacio vacío. Un vacío positivo, libre de pensamientos. Una puerta hacia lo esencial. Las piezas de porcelana de Taller Kúu están impregnadas del espíritu budista que el abuelo de Yukiko cultivó y que ella redescubrió en Sevilla. «Me sentí muy perdida durante toda una época. Me ayudó mucho reencontrarme en las enseñanzas de mi abuelo.» Su taller en el Aljarafe constituye un «sitio sagrado» en el que se debe buscar ese vacío, paso previo a la inspiración. Un lugar donde el tiempo se detiene y el equilibrio se alcanza. «Mis piezas son una demostración de mi estilo de vida.» Serenas, casi austeras, pero también tiernas y poéticas.

Entre el Centro y la Alameda

Más de una década en Sevilla y un análisis certero de la ciudad.

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