Frescos, molduras, terciopelo, caoba… Un auténtico café de principios de siglo en una de las plazas más bonitas de Cádiz.
Abierto en 1912, al Café Royalty acudían políticos, artistas e intelectuales. Manuel de Falla tocó el piano entre estas paredes. Tras la Guerra Civil, se transformó en almacén y posteriormente en bazar. Su recuerdo se perdió en la memoria de la ciudad.
En 2008, una familia de apasionados del arte y las antigüedades decide devolver al Royalty el esplendor del pasado. Tras un enorme trabajo de investigación, un equipo de artistas y restauradores recupera la decoración original de 1912. Los frescos se liberan del falso techo que los ocultaba; se limpian y redoran las molduras. Se buscan muebles y lámparas de época que recuerden a los que pudieron acoger a los clientes a principios de siglo.
Sorprende encontrar un lugar así en Cádiz. Por el precio de un café, uno realiza un viaje en el tiempo. A un tiempo en el que, quizás, todo era más bello. ¿O no?
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